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Semana.com |
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Cementerio de Granada |
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Cementerio de Granada |
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Antonio Medina |
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Carroza fúnebre, entre calle Elvira y Plaza Nueva |
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Juan Ramón Martínez, años sesenta |
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Domingo de Resurreción, 1964 |
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Fundación CajaGranada y Bankia |
Contemplar la salida y las espectaculares puestas de sol, desde los Cerros de Medina, con las primeras luces de las cuevas titilando a lo lejos, oír el repique de las campanas de la Catedral el domingo al mediodía, tomarte unos churros para desayunar, comprar una hogaza de pan o medio quilo de boquerones en la pescadería, después de estar guardando cola, tomarte una cerveza acompañada de unos callos con garbanzos en el bar Cervantes, o darte un paseo por la acera del cauce seco del rio Guadix, es algo que no tienen todas las ciudades. Hace unas semanas fui al Mercadillo del Sábado –un espectáculo de frutas, verduras y ropa–, en esto llegó un hombre de unos cincuenta años y empezó a escoger los tomates del puesto, de manera que le dije bastante irritado: “¡Pero, hombre, con el contagio que hay y tocando los tomates! Además, yo he llegado antes que usted”. Ante el chorreo que le vino encima, no tuvo más remedio que reconocer la evidencia y, cuando se marchó, le dije al del puesto: “Ya sabemos que los tomates pasan por cincuenta manos, pero que los manoseen aquí también”. El tío del puesto asintió pero no dicen nada a los manoseadores porque saben que pierden a un cliente y, lo que es peor, es ya una costumbre convertida en ley en algunos puestos.
Otro día fui a una nave del Polígono Industrial, donde estábamos varios hombres en el interior haciendo cola, guardando la distancia y con las mascarillas puestas. En esto, entró un joven, sin mascarilla, y al poco empezó a toser. Cuando me marchaba, no pude evitarlo y le solté: “¡Sin mascarilla y tosiendo!”. Pero el tipo se despachó así: “Hay algunos que saben mucho de leyes”. Entonces, le dije sin pensarlo: “¡No tienes vergüenza, si te empeñas llamo a la policía!”. El joven no se achantó aunque respondió en voz baja: “¡Pues, llámala”. En la tienda nadie abrió la boca y los empleados menos, cuando había riesgo de contagio y más en un local cerrado. Para no complicar las cosas, preferí no contestar y me marché. Esto también ocurre en Guadix, a pesar del contagio que hay.
En la avenida Mariana Pineda, donde confluye con la calle Manuel de Falla, hay un semáforo que no lo ves hasta que estás a varios metros porque lo tapan las ramas de un árbol. Aquí es fácil que pueda ocurrir un accidente en cualquier momento. El Ayuntamiento podía hacer una rotonda en este cruce, se ahorraría los cuatro semáforos (más otros dos con desviación a la izquierda) y los vehículos no tendrían que estar esperando muchos minutos. Entrando a Guadix por el Oeste, desde la A-92, desde el Supermercado Dani hasta el Mercadona (la salida hacia Alcudia), he contado catorce semáforos, varios con desvío lateral. La avenida Medina Olmos está “sembrada de semáforos” (varios de ellos cada cincuenta metros más o menos), por lo que es lenta la circulación en la calle más comercial de Guadix. Sin embargo, para recorrer los 2,5 kilómetros de la calle Real de Málaga, de Las Gabias (desde la entrada a la salida, en dirección a la Malahá), hay cinco semáforos (tres veces menos), de manera que la circulación es fluida, aunque es posible que el tráfico sea más intenso en Guadix, al ser cabeza de comarca. Pero aquí parece que el tiempo se ha detenido, y más ahora con la pandemia y la crisis económica, en que los comercios cierran y la juventud emigra, porque no tiene futuro.
Guadix, tan lejos y tan cerca, donde Pedro Antonio de Alarcón aparece ensimismado en el parque, a veces con una paloma posada sobre su cabeza (la paloma es un símbolo de Guadix, como la Plaza de las Palomas), en esa estatua que tuvo que hacerse por suscripción popular porque las autoridades de entonces no reconocieron al eximio escritor. Guadix es un conjunto histórico, todavía no reconocido oficialmente, donde conviven el centro noble y los barrios pobres, como en tiempos de los Reyes Católicos. Pero al final acabas amando a esta tierra roja, de arenisca y arcilla, de cuevas centenarias y monumentos históricos que se caen a pedazos, mientras que el guadijeño te ofrece una conversación cálida.
Copio este párrafo de la página de Facebook,de la fundación“Richard H. Driehaus Architecture Competition”, del 14 de julio: “Primer premio del Concurso de Arquitectura 2019-2020 – Guadix. La propuesta seleccionada para obtener el primer premio por el jurado ha sido Pisando la Tierra, de la que son autores los arquitectos Alfonso Zavala Cendra y Ramón Andrada González-Parrado, con la colaboración de José María Fernández Amor y Álvaro Romero Sancho. La propuesta destaca especialmente por la reordenación de la Plaza Pedro de Mendoza, que devuelve el protagonismo al principal acceso histórico a la Alcazaba, así como por la naturalidad con la que este acceso restituido por medio de la construcción de una serie de plataformas en varios niveles. El jurado señaló también la calidad de la solución propuesta para la manzana residencial hoy en ruinas, donde se ponen magistralmente en práctica las formas y los materiales propios de la tradición accitana, con un resultado perfectamente acorde con la identidad del lugar”.
Hay que celebrar que el entorno de la Alcazabade Guadix haya obtenido el primer premio, pero la fundación sólo paga el diseño del proyecto, pues la financiación para llevarlo a cabo habría que buscarla en las instituciones. Hasta ahora, ningún proyecto premiado por la fundación ha sido llevado a cabo, seguramente por su elevado coste. El proyecto remodela la plaza Pedro de Mendoza,que sirve de entrada a la Alcazaba por el sureste.En el antiguo Seminario se haría un hotel mientras que la iglesia de San Agustín se convertiría en un salón para eventos; se construirían también viviendas unifamiliares y comunitarias entre las calles Amezcua e Ibáñez. Cuesta poco soñar en medio de las ruinas de la Alcazaba y del antiguo Seminario. La imagen del estado actual del entorno de la Alcazaba es del Centro de Estudios Pedro Suárez. Guadix te atrapa con el encanto de sus paisajes, por sus monumentos históricos y sus tradiciones, a la vez que te duele el estado de abandono en que se encuentra por la inacción de los políticos y por las escasas inversiones que recibe.
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Vista de Castilléjar, años sesenta. Foto Pili Fernández |
Copio una parte de la Introducción de mi libro, "Leandro: Castilleja de los Ríos en blanco y negro.
La intención de editar este libro ha sido para reunir una mínima parte de la obra dispersa de mi padre, el fotógrafo y cartero Leandro García Domínguez (1919-1977). Hizo miles de fotografías, en blanco y negro, que varias generaciones de castillejaranos entre los años cincuenta y setenta han sabido conservar como el paño en el arca. Y al mismo tiempo, quiero dedicarle este libro como un reconocimiento a su labor, aunque Leandro nunca imaginó que esas fotos, en blanco y negro, cobrarían tanta importancia con el tiempo, pues hoy las conservan los hijos y los nietos de los retratados (…). Tengo que decir que han sido numerosos castillejanos los que me han recordado anécdotas de mi padre, o que me han dado las gracias por esas inolvidables fotos que hizo y que hoy son como piezas de museo. También han sido muchos los paisanos y amigos a quienes les he regalado alguna foto de mi padre, y al revés: me han entregado desinteresadamente retratos de aquella época y me han dado una alegría inmensa, al ver a conocidos, que fallecieron hace tiempo y los tenía olvidados, incluso a familiares, o paisajes ya desaparecidos. Hace años, me decía Maricruz Domínguez, una prima de mi padre, “llevo un año con la foto en la cartera esperando a ver si te veía”, o Dori Carasa que me envió otra, en ambas estoy con mi padre y mi hermana y tendré poco más de tres años. Cuando contemplo esas fotos parece que estoy en el limbo, pues yo tendría poco más de dos años. Los años pasan pero las fotografías permanecen.
Por eso gustan tanto esas imágenes de antaño, en blanco y negro, porque nos transportan a nuestra infancia, a la época de cuando nuestros padres eran jóvenes y Castilléjar era todo el mundo conocido para nosotros. Hace poco, contemplaba una foto en que mis padres están con la familia de Juan el molinero (tenía unas hijas muy guapas), en una alameda, compartiendo una comida en un día festivo. Yo tendría unos seis años y mi padre andaría por los cuarenta, el caso es que se me saltaron las lágrimas pues añoro aquella época de la infancia. Últimamente les escribí a conocidos y amigos del pueblo a ver si tenían fotos antiguas para este libro, bastantes me las proporcionaron generosamente mientras que otros ni me contestaron. Así es la vida (…). ¿Quién no se hizo una foto con Leandro, en aquella época en que era el único fotógrafo del pueblo y siempre estaba disponible? Fue un autodidacta, yo lo recuerdo leyendo libros de fotos y montando su peculiar laboratorio, al lado de la puerta de entrada de la casa (y del portal, donde repartía las cartas sobre las siete de la tarde), que mis padres tenían en la calle del Rosario, número cinco. Es una pena que no haya quedado alguna imagen de esos repartos de cartas, con la gente apelotonada en el portal esperando oír su nombre. Eran cientos de emigrantes los que escribían a sus padres, con mucho sentimiento, desde Cataluña, Francia o Alemania (…). Con el tiempo, Leandro se convirtió en un fotógrafo que se conocía el oficio y recuerdo que los “catalanes” –los emigrantes que venían en las vacaciones y en la Feria de Septiembre– le compraban sobre todo las postales con los paisajes tan bonitos y pintorescos del pueblo, para enseñarlas en Cataluña: la vega y los ríos Guardal y Galera, los Barrancos, las cuevas y las eras, las calles y plazas, los barrios de Los Evangelistas, San Marcos o Santo Domingo, la ermita de Santo Domingo, la iglesia de la Concepción, las plazas del Caudillo y Nueva, la calle Mayor... Las postales las tenía expuestas en una pequeña vitrina de madera.
Recuerdo que La gente venía a hacerse fotos para el carné de identidad y, al comienzo del curso en las escuelas, a veces le hacía fotos a cada uno de los niños. En fin, mi padre siempre andaba con la máquina en ristre, ya que lo suyo era vocación por la fotografía. Espero que os gusten las fotos en blanco y negro, con los capítulos siguientes: “Las escuelas y los niños”, hoy muchos de ellos son abuelos; en “Personajes”, la mayoría de las personas mayores que salen retratadas fallecieron; Castilléjar se ha ensanchado y su aspecto ha cambiado bastante, por eso lo llamo “Paisajes ya desaparecidos”; en “Leandro”, vienen algunas fotos de familia, y reservo otros capítulos para las “Fiestas” y los “Trabajos”del campo y la costura. Entonces las calles eran de tierra, no había agua potable ni luz eléctrica en todas las viviendas, la mayoría de los habitantes vivían en cuevas y sólo se veían unos cuantos coches y motocicletas, mientras que los animales de carga se utilizaban para el campo; nada se tiraba entonces y la gente era más humilde y solidaria con los demás, por la noche, las mujeres y hombres se sentaban a la puerta para charlar con las vecinos (…). Finalmente, tengo que decir que estas fotos tan entrañables que hizo mi padre, quitando alguna que otra, son de las más antiguas del pueblo y ya forman parte del patrimonio y de la memoria colectiva de Castilléjar (…). El topónimo Castilleja de los Ríos es la mejor definición del pueblo y para mí es de los más bonitos de la provincia de Granada: Castilleja viene de castillejo, fortaleza pequeña, y De los ríos, por el Guardal y el Galera. El ejemplo lo tenemos en Castro del Río o en Castril de la Peña. Por eso, en homenaje a mi padre y como reivindicación del pueblo, he titulado el libro, “Leandro: Castilleja de los Ríos en blanco y negro”.
(…). Quiero mostrar mi agradecimiento a quienes me han prestado fotografías para este libro, unos han colaborado con más y otros con menos, los enumero por orden alfabético: Antonia Moreno, ‘Arcoiris’, Antonio “el Solicita”, Ángeles Triguero, Carlos Durán, Carmen Martínez Lorente, Cirilo Vico, Conchi Román, Custo Pinteño, Dori y Josefa Carasa, Felipe Heras, Fernando Triguero, Flora y Mari Román, Francisco Arán, Javier López, Justo García, Luís Dengra, Manolo Martínez, Mari Zambudio, Pablo Zambudio, Pepe Pinteño y Pili Fernández.
Posdata: el libro se vende en Castilléjar: en El Ecomuseo, el Estanco y la Panadería de Blas. En Granada: Librería Don Bosco, calle Melchor Almagro, 9; Papelería Atalaya, Camino de Ronda 101; Hiperprensa, en Pintor Zuloaga 5. En Guadix, Librería Pipper, en Plaza Chuchilleros, 4. Y en Huéscar, Librería Conchi Jesama, en calle Morote, 16.
Contemplar la salida y las espectaculares puestas de sol, desde los Cerros de Medina, con las primeras luces de las cuevas titilando a lo lejos, oír el repique de las campanas de la Catedral el domingo al mediodía, tomarte unos churros para desayunar, comprar una hogaza de pan o medio quilo de boquerones en la pescadería, después de estar guardando cola, tomarte una cerveza acompañada de unos callos con garbanzos en el bar Cervantes, o darte un paseo por la acera del cauce seco del rio Guadix, es algo que no tienen todas las ciudades. Hace unas semanas fui al Mercadillo del Sábado –un espectáculo de frutas, verduras y ropa–, en esto llegó un hombre de unos cincuenta años y empezó a escoger los tomates del puesto, de manera que le dije bastante irritado: “¡Pero, hombre, con el contagio que hay y tocando los tomates! Además, yo he llegado antes que usted”. Ante el chorreo que le vino encima, no tuvo más remedio que reconocer la evidencia y, cuando se marchó, le dije al del puesto: “Ya sabemos que los tomates pasan por cincuenta manos, pero que los manoseen aquí también”. El tío del puesto asintió pero no dicen nada a los manoseadores porque saben que pierden a un cliente y, lo que es peor, es ya una costumbre convertida en ley en algunos puestos.
Otro día fui a una nave del Polígono Industrial, donde estábamos varios hombres en el interior haciendo cola, guardando la distancia y con las mascarillas puestas. En esto, entró un joven, sin mascarilla, y al poco empezó a toser. Cuando me marchaba, no pude evitarlo y le solté: “¡Sin mascarilla y tosiendo!”. Pero el tipo se despachó así: “Hay algunos que saben mucho de leyes”. Entonces, le dije sin pensarlo: “¡No tienes vergüenza, si te empeñas llamo a la policía!”. El joven no se achantó aunque respondió en voz baja: “¡Pues, llámala”. En la tienda nadie abrió la boca y los empleados menos, cuando había riesgo de contagio y más en un local cerrado. Para no complicar las cosas, preferí no contestar y me marché. Esto también ocurre en Guadix, a pesar del contagio que hay.
En la avenida Mariana Pineda, donde confluye con la calle Manuel de Falla, hay un semáforo que no lo ves hasta que estás a varios metros porque lo tapan las ramas de un árbol. Aquí es fácil que pueda ocurrir un accidente en cualquier momento. El Ayuntamiento podía hacer una rotonda en este cruce, se ahorraría los cuatro semáforos (más otros dos con desviación a la izquierda) y los vehículos no tendrían que estar esperando muchos minutos. Entrando a Guadix por el Oeste, desde la A-92, desde el Supermercado Dani hasta el Mercadona (la salida hacia Alcudia), he contado catorce semáforos, varios con desvío lateral. La avenida Medina Olmos está “sembrada de semáforos” (varios de ellos cada cincuenta metros más o menos), por lo que es lenta la circulación en la calle más comercial de Guadix. Sin embargo, para recorrer los 2,5 kilómetros de la calle Real de Málaga, de Las Gabias (desde la entrada a la salida, en dirección a la Malahá), hay cinco semáforos (tres veces menos), de manera que la circulación es fluida, aunque es posible que el tráfico sea más intenso en Guadix, al ser cabeza de comarca. Pero aquí parece que el tiempo se ha detenido, y más ahora con la pandemia y la crisis económica, en que los comercios cierran y la juventud emigra, porque no tiene futuro.
Guadix, tan lejos y tan cerca, donde Pedro Antonio de Alarcón aparece ensimismado en el parque, a veces con una paloma posada sobre su cabeza (la paloma es un símbolo de Guadix, como la Plaza de las Palomas), en esa estatua que tuvo que hacerse por suscripción popular porque las autoridades de entonces no reconocieron al eximio escritor. Guadix es un conjunto histórico, todavía no reconocido oficialmente, donde conviven el centro noble y los barrios pobres, como en tiempos de los Reyes Católicos. Pero al final acabas amando a esta tierra roja, de arenisca y arcilla, de cuevas centenarias y monumentos históricos que se caen a pedazos, mientras que el guadijeño te ofrece una conversación cálida.
Copio este párrafo de la página de Facebook,de la fundación“Richard H. Driehaus Architecture Competition”, del 14 de julio: “Primer premio del Concurso de Arquitectura 2019-2020 – Guadix. La propuesta seleccionada para obtener el primer premio por el jurado ha sido Pisando la Tierra, de la que son autores los arquitectos Alfonso Zavala Cendra y Ramón Andrada González-Parrado, con la colaboración de José María Fernández Amor y Álvaro Romero Sancho. La propuesta destaca especialmente por la reordenación de la Plaza Pedro de Mendoza, que devuelve el protagonismo al principal acceso histórico a la Alcazaba, así como por la naturalidad con la que este acceso restituido por medio de la construcción de una serie de plataformas en varios niveles. El jurado señaló también la calidad de la solución propuesta para la manzana residencial hoy en ruinas, donde se ponen magistralmente en práctica las formas y los materiales propios de la tradición accitana, con un resultado perfectamente acorde con la identidad del lugar”.
Hay que celebrar que el entorno de la Alcazabade Guadix haya obtenido el primer premio, pero la fundación sólo paga el diseño del proyecto, pues la financiación para llevarlo a cabo habría que buscarla en las instituciones. Hasta ahora, ningún proyecto premiado por la fundación ha sido llevado a cabo, seguramente por su elevado coste. El proyecto remodela la plaza Pedro de Mendoza,que sirve de entrada a la Alcazaba por el sureste.En el antiguo Seminario se haría un hotel mientras que la iglesia de San Agustín se convertiría en un salón para eventos; se construirían también viviendas unifamiliares y comunitarias entre las calles Amezcua e Ibáñez. Cuesta poco soñar en medio de las ruinas de la Alcazaba y del antiguo Seminario. La imagen del estado actual del entorno de la Alcazaba es del Centro de Estudios Pedro Suárez. Guadix te atrapa con el encanto de sus paisajes, por sus monumentos históricos y sus tradiciones, a la vez que te duele el estado de abandono en que se encuentra por la inacción de los políticos y por las escasas inversiones que recibe.
El 13 de abril, Jesús Martínez Lorente me escribe este mensaje por Facebook: “Hola, tengo una cosa de tu padre, cuando vengas al pueblo, búscame”. Bastante extrañado, le respondo: “Gracias, Jesús, ¿puedes decirme de qué se trata?”. Y me dice: “De un cuaderno de madera y por dentro está el nombre de tu padre. Estuve pintando hace bastantes años en las cuevas del Mosco, me hizo gracia y lo guardé. Mándame el teléfono tuyo y te mando las fotos”. Jesús me envió dos fotos por wasap, donde se ven dos tablas de madera con el nombre y los apellidos de mi padre escritos a lápiz. Un tanto desconcertado, le escribo: “Reconozco esa letra de mi padre, cuando era joven. ¿Encontraste las tablas en la cueva del Mosco, que un familiar vendió a un inglés?”. Y me responde: “Sí, estuve pintándola y me hizo gracia”.Quedamos en que nos veríamos en septiembre u octubre, cuando yo fuera a Castilléjar. Ambos tenemos amistad por Facebook, pero no nos conocíamos, aunque conozco a su hermano Antonio desde la infancia. La mañana del 26 de agosto me paso por el pueblo y decido llamar a Jesús, aunque aquellas tablas no acababan de convencerme. Quedamos en el bar “El Rincón” y, después de saludarnos, me entrega el cuaderno de madera. Yo pensaba que era de mayor tamaño pero me quedo sorprendido cuando lo veo, porque es bonito y original.
Jesús confiesa que lo ha guardado durante veinte años, “porque me llamó la atención”. “Se nota que te gusta guardar las cosas y luego el detalle que has tenido conmigo, esto no lo hace cualquiera”, le digo a modo de bienvenida. Hablamos de las fotografías de mi padre, me cuenta que es pintor y que fue a Granada a pintarle el piso a un paisano. Congeniamos pronto, porque Jesús es claro y sencillo, me habla de su madre, de noventa y dos años, que tiene demencia senil, de sus hijas y de que cada año hay más viviendas vacías en el pueblo. El cuaderno de madera es de 15 por 23,5 centímetros (el tamaño de un libro, un poco más grande que una octavilla) y con un grosor de 1,5 centímetros. Tiene unas correas de cuero que van clavadas con puntillas: una larga, que abraza las maderas y se abrocha con una hebilla, pero, como le falta la otra correa, fue sustituida por tres trozos de cuero, cortos y bastos, que van clavados también. De manera que, al abrir las tablas, parecen las tapas de un cuaderno, con la madera pulida. En una cara tiene dibujos decorativos, una balaustrada y unos pinos de color marrón con el fondo dorado, y la otra cara tiene el fondo marrón.
En esto, le dije a Jesús: “Las vueltas que da la vida, este cuaderno de madera se lo compraría mi bisabuelo a mi padre por los años veinte, en Huéscar. Y resulta que cien años después, tú me lo entregas. Esto solo lo hace una buena persona, como tú”. Aunque me confesó que había comprado dos ejemplares, de mi último libro, “Leandro: Castilleja de los Ríos en blanco y negro”, le regalé otro y se lo dediqué. Antes de despedirse, me dijo: “Podías escribir algo sobre esto”. A mí no se me hubiera ocurrido, pero se lo prometí a Jesús.
En el cuaderno de madera, mi padre guardaría algún librillo, como el manuscrito, y la libreta donde hacía los deberes, lo extraño es que él nunca nos dijo nada, aunque conservo un tintero antiguo con un tapón de corcho, que encontré colgado en la pared de la cueva de mi abuela, y que será también de aquel tiempo. Son muchas las casualidades y coincidencias que nos unen con nuestros seres queridos, a pesar de que hace cuarenta y dos años que falleció mi padre. Familiares y conocidos me han entregado a veces fotografías y recuerdos de mis padres, años después de haber fallecido. No hace un mes, una prima deGalera me envió fotos de mi padre cuando hizo la mili en Larache (Marruecos), y una paisana deCastilléjar me dijo que su tía estuvo casada con mi tío abuelo materno, que era de Orce, y que vivieron en Barcelona. Conservo una fotografía de la citada tía con una niña (la guardé cuando falleció mi madre), sabía que eran de la familia pero ignoraba quienes eran.
A unos quinientos metros de la cueva donde Jesúsencontró el cuaderno, está la cueva de Las Paleras–llamada así porque tiene unas chumberas delante–, donde mis padres se casaron, en 1947. A aquel lugar le llaman las cuevas del Mosco y están en el camino que va del Cortijo del Cura a Galera, por encima de la acequia del Botero. Por aquí solía traernos mi padre a mi hermano Carlos y a mí, en su motobultaco, a echar la mañana en los bancales, al lado de las cuevas y tierras que pertenecieron a mis bisabuelos y que me traen recuerdos imborrables. El pasado año hizo cien años del nacimiento de mi padre y en el mes de septiembre estuve en la cueva de mi primo Manolo, en el Cortijo del Cura, prensando la uva y haciendo mosto. Desde el cerro de su cueva me quedé asombrado viendo a lo lejos las casas de Castilléjar, las sierras de Castril y de Marmolance, la carretera de Huéscar, la vega y los Barrancos, y entonces pensé: estos son los paisajes tan bellos que mi padre contempló en su infancia.
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Madrugada en Hospital Virgen de las Nieves |
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El Hospital Clínico de San Cecilio |
En el siguiente acto, el locutor continúa hablando con aire marcial: “La ciudad de Granada recibe entre colgaduras y celebraciones al excelentísimo jefe del Estado, Francisco Franco, en la fecha imborrable del 12 de octubre de 1952”. El Caudillo aparece, subido en coche descubierto y saludando al público, con una hilera interminable de vehículos detrás. Y añade el locutor: “Franco llega a la Casa Consistorial, entre vítores y aplausos incesantes, donde es recibido por el cabildo y demás autoridades”. Va con gorra de plato y el traje de capitán general, le sigue su esposa, doña Carmen Polo de Franco, tocada con gorro y con un vestido negro, seguida de una dama también vestida de negro. Seguidamente, Franco sale al balcón del ayuntamiento moviendo los brazos al aire, como si fuera el director de la banda de música, mientras que en la plaza del Carmen la policía ha establecido un cordón de seguridad para que el público se mantenga alejado del dictador. Esto solían hacerlo en previsión de algún atentado. La voz prosigue con las alabanzas: “El público, que llenaba la plaza del Carmen, reclama la presencia de Franco, que se ve obligado a salir al balcón principal donde pronuncia una breve alocución”. Qué menos que un breve saludo a los granadinos.
A continuación, el noticiario recoge otro acto oficial: “Franco inaugura tres pabellones del Hospital Clínico, que tiene una extensión de 49.000 metros cuadrados con la Facultad de Medicina, en una obra complejísima donde se han invertido más de 40 millones de pesetas. Además de los pabellones quirúrgicos, tiene el policlínico con los consultorios y los servicios generales hospitalarios”. Vemos al dictador seguido por las autoridades y el ministro de Educación, que entonces era Joaquín Ruiz-Giménez(lo apodaban “sor Metralla”). Este ministro fue el que implantó en España el Plan de 1953, por el que se rigió la Enseñanza durante muchos años. En la democracia, durante los años noventa, Joaquín Ruiz-Giménez ejerció como Defensor del Pueblo. En el reportaje se ven imágenes de los pabellones, de los patios y pasillos, de una sala de operaciones alumbrada por unos focos y de un dormitorio con bastantes camas. Aunque la inauguración fue un acto de propaganda del franquismo, las imágenes dan una idea de los escasos medios de la Sanidad de entonces en comparación a los grandes equipos de los hospitales y de la atención a los pacientes en la actualidad.
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Es ya el antiguo Hospital Clínico. Foto Ideal |
Al vivir en la zona sur de Granada, me correspondió el Hospital Clínicoadonde acudía con cierta frecuencia para las citas de diversas especialidades. Siempre recordaré que hace unos años me hicieron una colonoscopia, sin anestesia de ninguna clase. Yo les dije que no quería hacérmela, pero mis gritos se oirían por los patios. Sin embargo, el Hospital Clínico tuvo los mejores especialistas médicos de Granada hasta que en los últimos años le fueron quitando recursos, en favor del nuevo Hospital Virgen de las Nieves. Tenía tres pabellones, el quirúrgico con cirugía, otorrino y urología, así como los servicios de ginecología, radiología y oftalmología. En el Clínico operaron a mi padre del estómago, y también me acuerdo de aquel especialista, todo un profesional, que me decía sobre la operación de mi madre: “A ver si mañana consigo quitarle la ventilación mecánica”. Por entonces, ambos salieron bien. Años más tarde, en la Navidad de 1977, mi familia me avisó que mi padre estaba ingresado en el hospital; a la mañana siguiente regresé a Granada en el tren de Madrid, pero, cuando llegué a la habitación, vi que estaba vacía y entonces me lo imaginé todo. En ocasiones tuve que venir a aquellas Urgencias, que últimamente estaban atestadas de enfermos, acompañando a algún familiar. Pero, después de sesenta y cinco años funcionando, el Clínico fue cerrado en 2016 y sus especialidades pasaron a tres hospitales. Atrás han quedado las vivencias en aquellos pasillos y consultas, pero ya casi nadie se acuerda de su cierre.
El video finaliza enfocando una placa que colocaron en el hospital: “Los Ilustres Colegios Oficiales de Médicos de Granada, Almería y Jaén al Hospital Clínico de San Cecilio y a todos sus trabajadores, que de una u otra forma han contribuido al desarrollo de la sanidad granadina y al cuidado y bienestar de sus pacientes. 1952 - julio de 1916. Granada, 27 de noviembre de 2017”. Mi amigo Pepe Huertas, ya jubilado, estuvo de celador en Urgencias y algunas veces me echó una mano, lo mismo que mi paisano Virginio Pinteño. Mi agradecimiento también a aquellos especialistas, médicos, enfermeros y celadores que atendieron a mi familia y a mí, y al compañero Joaquín Ochoa porque colgó el video del NO-DO en el wasap de los Seminaristas, de manera que me ha servido para hilvanar este artículo. El Hospital Clínico Universitario de San Cecilio (se llamaba así porque fue fundado por la Universidad de Granada) ya forma parte de la historia y de la memoria de los granadinos porque los hospitales también nacen y mueren. Por eso, cada vez que paso por la avenida del Doctor Olóriz, me acuerdo de aquella pequeña habitación donde mi padre vivió sus últimos momentos.
Posdata: este artículo viene publicado en el Boletín del Centro del Artístico, número 10, marzo de 2020
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Derribo de la Cruz Blanca, en mayo. Foto de ABC |
El 27 de octubre, el alcalde deJérez del Marquesado, José Ángel Pereda (Psoe), publicó un artículo en el Granada Hoy, lleno de falsedades hasta en el antetítulo del mismo: “El alcalde responde al grupo de vecinos que han denunciado que se haya retirado una cruz en conmemoración de los Reyes Católicos”. Como puede observarse en la fotografía de mayo pasado, la Cruz Blanca fue arrancada por una retroexcavadora, partiéndola por la base y por uno de los brazos. Si se quiere retirar, mandas a unos albañiles para que la extraigan de los cimientos, pero la intención fue clara. No contento con trocearla, en su lugar colocó los contenedores de basura y tampoco la ha reparado ni puesto en el lugar indicado. El cambio de ubicación fue aprobado por la mayoría del pleno actual del Ayuntamiento, por razones de necesidad (la necesidad hay que justificarla), cuando la ley exige que sea por razones de utilidad pública o interés general. Pero, en vez de cumplir lo acordado en el pleno, la cruz fue derribada y rota, no ha sido reparada ni cambiada de ubicación, por lo que estamos ante un presunto delito de prevaricación.
El alcalde principia así, su extenso artículo de exculpación para blanquear su imagen, cuando tendría que ser de expiación: “En primer lugar, nunca se decidió, ni romper ni echar abajo ninguna pieza que haya sido reconstruida y mucho menos como reconocimiento del paso de los Reyes Católicos, ya que no existen documentos fehacientes que acrediten la visita, ni dicha Cruz”. No sabe ni explicarse y mezcla unas cosas con otras. Lo cierto, como demuestra la fotografía, es que derribó la cruz. Seguidamente, el edil le dedica dos columnas para negar la visita de los ínclitos Reyes Católicos. “Hasta que en 2017, un concejal del Partido Popular, decide hacer una cruz intentando suplantar o anular la que ya existe. Dicha cruz se construye solamente con acuerdo plenario, sin clamor popular, ni tampoco reconocida por la Iglesia como símbolo religioso”. Habría que preguntarle a este fenómeno, ¿qué significa sin clamor popular?, sacar a los vecinos a la calle como en la película ¡Bienvenido Mr. Marshall! y cantar aquello de Americanos… Delirante. El edil prosigue en su crítica a la oposición, para justificar lo injustificable, cuando fue aprobado por mayoría: Que “con los votos en contra de la oposición (Psoe), debido a que ni era el sitio apropiado ni los vecinos lo habían solicitado porque ya teníamos la Cruz…”.
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Antes del derribo |
Seguidamente, habla del otro pleno: “Un acuerdo plenario en el que por mayoría se decidió quitar la cruz y estudiar una posible ubicación”, pero no dice si ahora hubo clamor popular. “Esta actuación se preveía para principios de este año…, pero nunca por esperar al estado de alarma, como acusa el señor Jesús Alcalá, con el único fin de hacer daño al municipio”. Pero, si aquí el único que ha causado daño al municipio ha sido el alcalde. “Estas reuniones se desarrollan por buen camino y amistosamente, aun habiendo sido cuestionado e insultado este alcalde que se pronuncia”. Dice una cosa y la contraria, y no aclara qué insulto. “Después de la segunda reunión se llega a un acuerdo, el que nunca ha sido respetado por don Jesús haciendo publicaciones ofensivas e incluso rozando la amenaza en redes sociales”. El susodicho sigue sin precisar las ofensas y las amenazas que recibe. Prosigue: “Publicaciones que sin ningún pudor publica aún saliendo trabajadores que deberían permanecer en el anonimato por no haber autorizado su foto y protegiéndoles la Ley de protección de datos e imagen”. Quien ha causado el destrozo y el atentado a la cruz invoca ahora la ley, se refiere a la imagen del derribo de la cruz que salió en el Granada Hoy y el ABC de Sevilla, el 23 de octubre. “En este texto aclarativo presentamos fotos de la Cruz Blanca reconocida unánimemente por el municipio en su lugar de origen y en la nueva ubicación”. En otra imagen, aparecen “los once contenedores que había antes de que se pusiera la cruz en 2017”. Las comas no se han hecho para el edil.
En su extenso escrito, cuenta ahora “el acoso que continuamente viene sufriendo tanto el municipio, como el equipo de gobierno no ha hecho más que generar las opiniones de los vecinos en desacuerdo con la cruz… Poco le importa a don Jesússi pasaron o no los Reyes Católicos, que lo único que le importa es una cruz que nadie reconoce y que la quiere como símbolo de victoria personal”. No dice nada más que tonterías, con tal de enredar. La Cruz Blanca se colocó por mayoría del pleno en 2017 y no es victoria personal de Jesús Alcalá ni de nadie, es patrimonio de Jérez. Y el alguacil finaliza su larga perorata con una solemne exculpación/acusación: “Quiero constatar que en ningún momento este equipo de gobierno se había negado a la restitución de esa cruz…, pero poco ayudan las formas, las actitudes de un señor que toma la bandera en una lucha que lo único que ha generado es dolor y división en un municipio…”. La versión de estesaltabalates es yo derribo la cruz pero le echo la culpa a otro. Hace unos días, denunció a un vecino en el Cuartel de la Guardia Civil porque lo acusó de ponerse un sueldo de no sé cuánto. Hasta su nombramiento, ningún alcalde había cobrado nada del ayuntamiento.
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Los contenedores ocupan el lugar donde estaba la cruz |
Estamos ante un presunto atentado contra la libertad religiosa y de culto de los ciudadanos españoles, por lo que viola el artículo 16 de la Constitución. También es un presunto atentado contra el patrimonio de Jérez, por lo que debe de reparar el daño causado, aparte de la presunta prevaricación. En España hay cientos de mezquitas donde rezan los creyentes, a los niños árabes se les dan clases de islam y comida halal, los españoles respetamos los símbolos, las creencias y la religión de los cuatro millones de inmigrantes y extranjeros que hay, mientras que en la mayoría de los países islámicos se respetan los símbolos y la religión cristianos. Pero el alcalde, José Ángel Pereda, no los respeta y se permite el lujo de derribar la Cruz Blanca en Jérez con una retroexcavadora.
Estamos ante un edil sin principios y sin escrúpulos, llega a tanto cinismo que le echa la culpa aJesús Alcalá, con el fin de ponerle a los vecinos en contra. Este acto vandálico no debe ni puede quedar impune, porque es una ofensa a todos los españoles y porque es de juzgado de guardia. En 1936 se derribaban cruces, por lo que este tipo nos ha devuelto a las cavernas, un alcalde que derriba una cruz a conciencia, no puede seguir ejerciendo, de hecho ha perdido toda la autoridad. Si no está a gusto en España y sus ideas son contrarias a la religión cristiana, siempre podrá marcharse a otro lugar pero en ningún país le van a tolerar que destruya sus símbolos religiosos.
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Artículo del alcalde en Granada Hoy Esto ha escrito el 19 octubre el historiador Miguel ángel Rivas Hernández, de Huéneja, en La Voz del Pueblo de Jerez del Marquesado, porque le pedí que interviniera: Estoy de acuerdo. Una decisión de este tipo debe ser aprobada en pleno del Ayuntamiento. Lo que me sorprende es que la oposición no haya intervenido con contundencia, presentando incluso denuncia ante el cuartel de la Guardia Civil o en el juzgado de Paz correspondiente. Los símbolos religiosos e históricos, como en este caso deben de respetarse. Ante el argumento de que pensaba trasladarse junto a la antigua balsa en el centro del pueblo no se entiende la celeridad en su derribo, y además de mala manera, para colocar en su lugar un contender de basura. Esto me parece indecente e inmoral que muestra la catadura de los actuales ediles de Jérez que han permitido este despropósito. Como miembro fundador del Centro de EStudios Pedro Suárez de Guadix, entre cuyas funciones está la de velar por el patrimonio de las tres comarcas de Guadix, Baza y Huéscar, considero un desacierto esta medida y conmino a la alcaldia a reponer en su lugar esta cruz, conmemorativa de la venida a esta localidad de los Reyes Católicos, de la misma forma que pasaron por Huéneja a su vuelta de Almería. Hay que dejar a las cruces en paz pues eso es lo que significan. Ya se han perdido demasiados símbolos de este tipo en la comarca como es el caso de las ermitas de ánimas o los Calvarios con su cruz. Tales símbolos forman parte de una tradición histórica de la religiosidad de la comarca que insto a respetar. Y esto el maestro Roberto Balboa: Hay un dicho que reza “por sus hechos les conoceréis”, y aquí, en nuestro bonito pueblo de Jérez del Marquesado ya vamos conociendo a quienes en un momento dicen una cosa y luego hacen lo contrario. Digo yo, que tal vez esté copiando lo que hacen sus jefes a nivel nacional; puede que esa sea la manera de aspirar a puestos de más importancia en su supuesta carrera política, y engañar a sus paisanos y matar en parte la Historia de su pueblo no son más que daños colaterales, necesarios para su futura carrera. Jérez del Marquesado y sus vecinos son, si acaso, secundarios, y si no a las pruebas nos remitimos. ¡Qué buenas son las hemerotecas! En ellas se puede ver qué decía, y ahora se puede ver qué ha hecho. Lo que me extraña y me duele es que apenas ha habido noticias de lo ocurrido fuera del pueblo y los vecinos apenas se han quejado. No me asustan las voces de los malos, me asusta el silencio de los buenos. |
Posdata: las dos últimas fotos las he cogido de Foto denuncia de Jérez del Marquesado y La Voz del Pueblo de Jérez del Marquesado
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Madrugada en Hospital Virgen de las Nieves |
El 20 de agosto pasado, puse una reclamación a la Agencia Española de Protección de Datos, en C/ Jorge Juan, 6 – 28001 Madrid: “Desde el mes de mayo vengo recibiendo correos electrónicos comerciales de AMAZON, sin que yo los haya solicitado. El 11 de junio les envié un correo electrónico con este texto, y le remito copia del mismo: ‘Estoy incluido en la lista Robinson, si me envían más correos tendré que denunciarlo a la Agencia de Protección de Datos. Es la segunda vez que se lo indico en unos días, yo no les he comprado nada. Me han enviado cinco correos de publicidad los días 6, 7, 8, 9 y 10 de junio, respectivamente, por lo que pondré este abuso en conocimiento de la Agencia de Protección de Datos por publicidad masiva’. El 9 de junio les envié el primer correo avisando de que denunciaría. Tengo copias de correos de Amazondel 13 y 27 de julio, así como del 3 y 14 de agosto guardados en mi carpeta Spam.
Como documentos aporto dos correos electrónicos que le envié a la empresa Amazon, el 9 y 11 de junio, respectivamente, quejándome de sus envíos con publicidad comercial (...). Es decir, que cuando se le responde, aparece el correo electrónico de un particular en vez de Amazon, que sería lo lógico. Aunque en la página 2, del documento 2, se ve claramente Amazon en dos ocasiones. En el documento 3, donde vuelvo a quejarme del envío de publicidad, aparece amazon.esen la parte superior. En los (documentos 5 y 6), los correosvan dirigidos a stephafanie.gparsons@gmail.com, sin embargo, en la pantalla de mi ordenador aparece mi correo electrónico en ambos. Además de enviar publicidad comercial de forma continua, sin haberla solicitado yo, incluso después de haberme quejado por correo electrónico en dos ocasiones y advertirle de que iba a denunciar a la AEPD la práctica abusiva, Amazonutiliza el fraude como si los correos electrónicos los enviara o recibiera un particular, en vez de la empresa. Señalar que estoy incluido en la Lista Robinson. Por todo ello, pido quese sancione a Amazon por los reiterados envíos de publicidad comercial a mi correo electrónico”.
El 17 de septiembre y el 7 de octubre, la AEPD me envió dos cartas con la misma contestación. En el tercer párrafo y los cuatro siguientes dice así: “A través de www.aepd.es puede obtener información adicional, incluyendo formularios para el ejercicio de sus derechos. Puede consultar la guía práctica Compra segura en Internet…, que contiene los consejos prácticos más relevantes a tener en cuenta antes, durante y después de realizar una compra on line…. También puede consultar la Oficina de Seguridad del Internauta (…), puede interponer una denuncia ante los órganos policiales y judiciales”. En la reclamación aclaro que yo no le he comprado nada a Amazon. En el penúltimo párrafo viene la resolución: “Tras el análisis realizado sobre los documentos aportados y las circunstancias concurrentes, no se aprecian indicios racionales de la existencia de una infracción en el ámbito competencial de la AEPD…, por lo que se acuerda inadmitir la reclamación”. Resulta que no han hecho ninguna gestión ni comprobación, ni siquiera se han molestado en escribir a Amazon, que tiene el domicilio en Nueva York, para saber lo que alega, y me envían una especie de formulario (lo enviarán a cientos de ciudadanos que reclaman el envió masivo de publicidad), diciendo que aquí no hay práctica abusiva comercial de publicidad, ni nada.
En la página web de la AEPD, dice así: “Su principal función es velar por el cumplimiento de la legislación sobre protección de datos y controlar su aplicación, en especial en lo relativo a los derechos de información, acceso, rectificación, oposición y cancelación de datos”. Sin embargo, en la reclamación aclaro que estoy en la Lista Robinson, que no he comprado ni he solicitado la publicidad de Amazon, aporto seis documentos donde se ve mi correo electrónico y la publicidad abusiva, pero la AEPD se lava las manos y no aprecia la existencia de infracción, de manera que he seguido recibiendo publicidad, a través de diferentes remitentes particulares. Bloqueo a uno pero el siguiente correo me viene con el nombre de otro.
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Don Pedro Manjón, con los niños |
Dedicado a los avemarianos
El escritor Francisco Gil Craviotto, al que conozco desde principios del siglo, publicó en 1999, “Retratos y semblanzas con la Alhambra al fondo”, de editorial Port-Royal. En el libro viene una entrevista que le hizo a don Pedro Manjón, el sobrino de don Andrés Manjón, fundador de las Escuelas del Ave María. El despacho lo tenía en las Escuelas de la Quinta, en la Avenida de Cervantes, una habitación casi desmantelada, sin más mobiliario que una mesa, cuatro sillas y unos pocos libros, mientras que la sotana la tenía vieja y remendada. “Es un hombre delgado, enjuto, con el pelo blanco”, así lo describe Francisco y deja que don Pedro le vaya contando su vida: “Tengo ochenta y cuatro años y desde los diez estoy en este ambiente (…). Yo en realidad fui un instrumento de su obra… Todo parece que fue ayer y sin embargo, ya ha pasado mucho tiempo. Yo vine a Granada en 1889 y en 1900 me ordené. Aquí he hecho mi vida. El bachillerato lo estudié en el Sacromonte… En cuanto había un poco de revuelo en la clase, en seguida alguno decía: “Niños, callad, que viene don Andrés”, y el silencio era absoluto. Él tenía las dos mejores virtudes de todo profesor: la santidad y la sabiduría”.
En las escuelas de los Salesianos, del Triunfo, don Pedro Manjón estuvo desde 1900 hasta 1946, y en total setenta y cuatro años al lado del fundador, trabajando constantemente, enseñando, levantando escuelas: “En el año 1888, mi tío fundó las Escuelas del Ave María. Unos días antes había visto a una viejecita que daba clases a unos cuantos gitanillos. Comprendió que era la llamada de la vocación y en seguida fundó las escuelas. Unos años después, fue cuando pensó en fundar el internado de maestros, que sería como el semillero para su gran obra. Estaba yo presente aquel día y lo puedo contar como si fuera ahora…”. A continuación, recuerda la anécdota de cuando llegan a Plaza Nueva, su tío y él, y se encuentran con el dueño del Carmen de la Victoria, que le dice: “Don Andrés, le vendo mi carmen”, y este le responde: “De buena gana lo compraría, pero es que no tengo un céntimo”. En la Universidad el bedel le entrega una carta a don Andrés, pero se la guardó en el bolsillo y la abrió cuando salió de clase: la carta contenía 7.500 pesetas. En la Plaza Nueva, volvieron a encontrarse con el vendedor y don Andrés le dijo: “Muy bien, yo se lo compro ahora mismo”. Fue a entregarle el dinero que contenía la carta, como señal, y el otro le dijo: “No, don Andrés, yo se lo vendo en 7.500 pesetas, no tiene que darme más”. En el Carmen de la Victoria hoy se encuentra el internado y “él siempre pensó que aquello había sido obra de la Providencia. Era un hombre cabal. Era sobrio, trabajador, práctico, con un sentido amplio de la vida en el cual cabía todo. La idea de mi tío, al fundar las Escuelas del Ave María, era hacer hombres enteros y cabales, llenos de amor a Dios y a la Patria. Su lema era ‘Religión y Patria’”.
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Don Andrés, con los niños en las escuelas |
Su sistema pedagógico consistía en la escuela activa, animada con cantos, grabados y, siempre que el tiempo lo permitía, al aire libre. También desterró los castigos, por considerarlos infamantes para la dignidad del niño. Amaba, por encima de todo, la unión, la alegría; en definitiva, lo que él llamaba “enseñar deleitando”. Don Pedro tenía las ideas claras:“Esto es lo que yo he tratado de evitar en todo momento, que desapareciera el verdadero espíritu del Ave María. Por eso cuando yo me muera quiero que continúe la obra mi sobrino…”. Y no podía olvidar a quien le sirvió de guía y ejemplo:
–Yo seguí siempre al lado de mi tío, hasta que en 1923 falleció… No he conocido a un hombre más justo que él. Una vez tuvo que examinar a su propio confesor, don Manuel Medina Olmos, y aunque había algunos que creían que, supiera más o menos, lo aprobaría, otros decían: “¡Qué calabazas le va a dar!” (…). Al fin, a la hora de calificar, le dio aprobado.
Pero, ante los comentarios a favor y en contra de los demás profesores, don Andréscontestó: “Le doy aprobado porque no se merece más y la asignatura es mía”. Señalar que don Manuel Medina Olmos fue obispo de la diócesis de Guadix-Baza y murió fusilado en 1936. Don Pedro también recuerda la anécdota que le ocurrió durante la Guerra Civil, una tarde vinieron dos tipos a la iglesia y le dijeron: “Le traemos la gran noticia: esta noche le vamos a pegar fuego a todas las iglesias del Albaicín. Usted no se preocupe, San Cristóbal no arderá, eso es nuestro; a lo más, por disimular, le prenderemos fuego a la puerta”. Así ocurrió, ardieron las iglesias pero San Cristóbal se libró.
A la pregunta del escritor Francisco Gil Craviotto, ¿qué vida lleva ahora el Ave María?, el anciano le responde con pesimismo:
–Ahora no están muy bien las cosas. La pedagogía manjoniana no se practica –a excepción de esta colonia y la de San Isidro– en toda su pureza. Por otra parte, el Seminario de Maestros ha perdido en los últimos años su razón de ser (…). ¡Cuánto amó él este colegio! Decía que era la niña de sus ojos. Ahora, en los últimos tiempos se ha ido desvirtuando de tal forma que se ha convertido en un colegio de tantos. Ya no estudian en él los niños pobres, sino los hijos de los ricos, pagando sus trimestres como en cualquier otro… Una obra tan hermosa no se puede venir abajo. Toda mi vida la he pasado trabajando por el Ave María y Granada entera es testigo de lo que digo. Por mis manos han pasado millones…
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Don Andrés, por el Paseo de los Tristes |
Al comienzo de la entrevista, Francisco visita las Escuelas del Ave María, de la Casa Madre, en la Cuesta del Chapiz, y describe el famoso mapa de España en relieve, donde los niños se sitúan encima y van señalando las ciudades a las preguntas de la maestra. Y finaliza con esta frase: “Mientras, lejos se oye la voz infantil de los niños, que siguen cantando, alegremente cantando, mientras avanza la hora de la clase”. Yo estuve dos años en el internado de la Casa Madre, de 1969 a 1971, cursando quinto y sexto, y me quedaron recuerdos imborrables de los compañeros y profesores. Conocí a los rectores don Jorge Guillén y don Emilio Borrego, fallecieron hace unos años y les dediqué sendos artículos, varios compañeros de curso dieron clase allí mientras que Antonio Casquetsestuvo de director. Hace unos días, el papa Francisco ha reconocido las “virtudes heroicas” del sacerdote, pedagogo y canonista, don Andrés Manjón,y ha autorizado su beatificación. ¡Después de 130 años, ya era hora de que se reconociera su obra, que la componen nueve centros, 300 profesores y 4.000 alumnos! Fue tanta su humildad, que debajo del altar de la iglesia, en las escuelas de la Casa Madre, reposan sus restos con esta inscripción: “A.M.”. Y por debajo de aquellos jardines tan queridos, donde todo empezó y donde daban clase al aire libre, discurre entre alegres murmullos el río Darro, antes de hacer su entrada en Granada.
Don Pedro Manjón Lastra falleció el 12 de junio de 1963, en la foto aparece rodeado de niños avemarianos, que portan banderolas por el Paseo del Salón. Su sobrino, llamado también don Pedro Manjón, fue sacerdote y continuó con la obra manjoniana hasta su fallecimiento, en 2008.
Dedicado a los padres y a los exseminaristas
Copio algunas frases de Antonio Gabarrón Torrecillas, que publicó en Facebook, el 7 diciembre de 2020:
“Seminario de Guadix, año 1949. Dos jóvenes sacerdotes y encomendados más tarde a preparar los seminaristas hablan entre ellos”. Carlos pregunta, “¿qué actividades podemos realizar para los seminaristas, en los tiempos de asueto?”. Y Jerónimo le responde: “Preparar una danza sagrada… qué tal montar la danza y música de los seises (…). Setenta años ya del estreno de los Seises en Guadix. La Alcazaba fue testigo de los primeros ensayos en sus torreones, trabajo, constancia, disciplina…”. Antonio Gabarrón acompaña el texto con fotografías de don Carlos Ros, de don Jerónimo Gil y de los Seises, así como de la gran Schola Cantorum del Seminario.
Días después, Benito colgó en el wasap de Seminaristas amigos el diálogo entre don Carlos Ros y don Jerónimo (administrador del Seminario), así como la foto de los Seises y de la procesión por la Alcazaba, lo que me ha servido de referencia para escribir estas líneas. Le he preguntado a Antonio Gabarrón por la fecha de la página “Del Seminario Menor”, de la revista“Vida” y me ha respondido: “De 1950, y el diálogo es recreado y pongo 1949 porque fue cuando sucedió”.
Tony Parra le hace este comentario:
“Gracias por esas fotos y gracias por la de los Seisespues no recordaba esa foto y me ha hecho recordar esos momentos, ese año bailamos en las Divina Infantita de Granada, si más no recuerdo fue la primera vez que los Seises bailaban fuera”.
Copio algunos párrafos “Del Seminario Menor”.
“Octubre, 10. Martes. Día de la entrada al Seminario, los diversos trenes ‘Autedias’ y demás medios de locomoción van dejando a nuestras puertas seminaristas procedentes de los cuatro puntos cardinales: Ya son los de Baza, capitaneados por el pequeño Pedro Cano; ya los de Fiñana e islas adyacentes, a las órdenes del juncal ‘Primo’; ora los que tienen su morada camino de Granada y vienen bajo la égida del luengo Rodríguez; ora los que viven cabe las ubérrimas tierras de Pedro Martínez, con su intrépido y matutesto Molina a la cabeza; finalmente llegan los que viven allende los mares ‘nempe’ sevillanos y castilleros, llenando la casa de alegría y trajín y de ruido de maletas y baúles".
"Y el día 11. A Ejercicios, que ha venido nuestro inolvidable Padre Cobo a arreglarnos las cuentas. Días de fervor y bendiciones celestiales, terminan el 16 (…). Las monjillas han puesto el comedor como una taza de plata y dentro de la taza cosas muy buenas… Por la tarde solemnísima velada en la que hacen su primera y triunfal presentación los ‘seises’ del Seminario. Y así, casi sin sentirlo, se nos viene encima la Navidad y a ella nos entregamos después del apretón de los exámenes trimestrales. Prometían ser este año las fiestas más lúcidas y gracias a Dios lo fueron; el salón con su nuevo escenario, obra del Sr. Pozo, sus farolillos a la Veneciana, en la capilla el magnífico Belén, que con su ya acreditado buen gusto nos preparó el Sr. Gil”.
Posiblemente, esto lo escribió algún padre del Seminario, ya que en 1949 lo llevaban los sacerdotes diocesanos. El lenguaje que utiliza es decimonónico, con términos como luengo, matutesto (de matute), allende, ora…, hoy se dice farolillos venecianos. Sin embargo, el escrito destila cariño y regocijo por la llegada de los seminaristas: “llenando la casa de alegría y trajín y de ruido de maletas y baúles”. Los baúles y las maletas de madera eran corrientes en los años de miseria de la posguerra, sería en las décadas de los cincuenta y sesenta cuando había que traer los colchones al Seminario.
La llegada de los seminaristas al comienzo de curso me ha recordado cuando el padre Pérez nos veía con las caras largas y decía, tenéis murria, con cierta ironía, como diciendo ya os iréis espabilando. La palabra murria no es andaluza y vendrá de morriña, pero el primer día era un verdadero calvario, después del madrugón y de la paliza del viaje llegabas estragado a Guadix, aquella ciudad extraña donde nos esperaba un encierro de tres meses, un frío invernal y mucha disciplina. Yo sentía angustia y mucha nostalgia de la familia, pero al día siguiente con el trajín de las clases, los rezos y el estudio lo iba superando.
La imagen de la autediaGranada-Guadix-Baza, que paraba en la calle de Baza, al lado de los quioscos, parece de ayer mismo. A veces los de Castilléjar coincidíamos con el padre del catedrático José González García (este falleció hace unos años), que conducía la autedia, y mi paisano Andrés Fernández Sánchez le metía bulla para que no perdiéramos la Maestra, que salía de Baza a nuestro pueblo. Aquellos autocares llevaban ballestas y daban muchos botes en la carretera. Después de arreglar la camarilla, nos íbamos a comer a la Bodega de San Torcuato, que tenía unas tinajas enormes, y luego nos quedábamos entre los setos del Parque Pedro Antonio de Alarcón, para hartarnos de llorar…
Cuando llegaba la hora de recogernos en el Seminario, hacíamos la entrada triunfal por la Puerta de San Torcuato (la antigua Puerta de Baza, por donde entró en Guadix el brazo incorrupto de San Torcuato). Y después de pasar por la antigua Plaza de las Palomas, subíamos por la calle de Santisteban, tan estrecha y empedrada, que parecía un vía crucis. Al final nos topábamos con la inmensa fachada del Seminario, con sus balcones y ventanales, y con el portón marrón tan antiguo. Aquí el alma se te venía a los pies y más con el traqueteo de la fábrica de harinas que había enfrente del Seminario.
La fotografía de la fachada del Seminario la hice en 2014, la he visto rulando por Facebook y otros sitios. Enfoqué el edificio y salió así, hasta con mi Peugeot blanco.
La foto que menciona los restos de la Alcazaba árabe puede ser de comienzos del siglo XX, por la letra y el color sepia.
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Recreo en la Alcazaba, 1957.
Impresiona verla llena de feligreses, asistiendo a misa, en los años cuarenta
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Procesión en la Alcazaba |
En esta imagen antológica, aparecen el obispodonRafael Álvarez Lara y, a la derecha, don Manuel Ballesteros, rector del Seminario; don Carlos Ros y don Jerónimoestán señalados con un círculo. Este obispo hizo muchas obras buenas en Guadix, dio trabajo a doscientas personas haciendo alfombras de esparto, en la Espartera (de ahí le viene el nombre), y otras obras sociales. Don Leo se marchó con don Rafael, cuando fue nombrado obispo de Palma de Mallorca, y hace varios años escribió una biografía por la veneración que le tiene, a mí me ha contado varias anécdotas. Sin embargo, Guadix no se acordó nunca de uno de sus mejores obispos, a quien los sindicalistas protegían en Linares durante la Guerra Civil.
En la foto de comienzos del curso del Seminario (será de los años cincuenta), aparece el rector don Manuel Ballesterosen el centro, mientras que don Carlos Ros viene señalado con un círculo. Cada año se repetía la misma escena en la antigua Alcazaba de El Zagal.
Estando en el Seminario, un día pude asomarme al interior y me pareció la mayor biblioteca del mundo, pues fue la primera que vi en mi vida, con miles de volúmenes en las estanterías y un seminarista andando por la pasarela de madera, cerca del techo. Un mundo fascinante porque entonces en los pueblos no había bibliotecas. La imagen de la biblioteca, de junio de 2014, con las estanterías vacías y llena de cachivaches es impresionante, hoy la mayoría de los libros que contenía forman parte del Archivo Diocesano. La tomé desde la ventana de la calle y poco tiempo después taparon la ventana.
He querido tener un recuerdo para el padre José Pérez, en Huelva los jóvenes lo querían mucho y creo que ocurrió lo mismo en Málaga, pues ya no era el padre prefecto que nosotros conocimos. Este correo electrónico me lo envió el padre Manuel Cantero, el 3 de enero de 2013:
Querido Leandro: No hará mucho más de una hora ha fallecido el P. Pérez. Hemos estado en la Clínica a 4 habitaciones de distancia. El lunes, que yo me quedé ya sin sonda y sin “vía” que me atara, fui a verlo, y me dio pena cómo estaba, dentro de despierto y conociéndome muy bien. Se emocionó. Apenas pude escucharle lo que me quisiera decir porque le salía poca voz. En fin: un compañero de muchos años, que hemos coincidido en Guadix, Huelva y Málaga. Como me han comunicado la noticia cuando yo iba a salir a celebrar la Misa, he podido tenerlo muy presente en lo que es definitivo y lo único que ya le podía ayudar.
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Los padres alrededor del pozo, año 1966 |
Primeros momentos en que varios compañeros nos encontramos en la entrada del Parque Pedro Antonio de Alarcón, de Guadix, sobre las once horas, del 15 de octubre de 2016, después de casi medio siglo sin vernos. Al final nos reunimos en el restaurante unos sesenta y tantos, entre exseminaristas y algunos sacerdotes. Abajo, el lamentable estado en que se encontraba el patio con arcadas y aquel entrañable pozo, donde tantas fotos nos hicimos, y la ventanilla por donde nos atendía Juan el portero. Todo el Seminario estaba en ruinas. Robaron varias veces, pues ni siquiera se molestaron en poner una alarma, a pesar de que aquí se guardaban documentos y escritos de don Carlos Ros. Hoy sólo viven unos cuantos padres y también fallecieron varios compañeros, pero nos quedan los recuerdos, las fotografías y las amistades. Al pulsar las fotos, se agrandan